Psicólogo Profesional Sanitario (Psicólogo generalista), autorizado para ejercer en el ámbito clínico, pero que no puede ejercer en el sistema nacional de salud.
Psicólogo Especialista en Psicología Clínica. Psicólogo con la Especialidad en Psicología Clínica, habilitado para ejercer en el sistema nacional de salud.
La Psiquiatría es una especialidad médica.
Los orígenes de la psicología remontan a fines del siglo XIX. El nacimiento del psicoanálisis con Freud y, después, el desarrollo del cognitivismo y de las teorías del comportamiento que se inspiran en el estudio del comportamiento animal y en la cibernética, ha dado lugar básicamente a dos campos teóricos distintos, a los cuales se refiere la psicología de hoy.
La formación del psicólogo clínico y su práctica puede estar orientada hacia uno u otro de ambos enfoques.
En el enfoque comportamental y cognitivista, el síntoma es concebido como un disfuncionamiento (de conducta o comportamiento, de comunicación …) y abordado como algo a reeducar o readaptar. El psicólogo trabaja con los aspectos conscientes de la persona (pensamientos, razonamientos, motivaciones, decisiones …), con el objetivo de readaptar a la persona y de eliminar el síntoma o la conducta en cuestión.
El psicoanálisis trabaja teniendo en cuenta que el ser humano es algo más que pensamiento, razonamiento y consciencia. Algo más que el ser humano no puede controlar, dominar, comprender o cambiar con la voluntad, el pensamiento o la razón. Es frecuente oír expresiones como las siguientes que lo reflejan: “si lo pienso y razono y no tendría que sentir eso, pero no lo puedo evitar …”, “sé que esto no me tendría que afectar así pero siempre me ocurre, aunque lo piense”, “siempre le doy vueltas a por qué me siento así, pero no logro entenderlo y sigo igual”, “no sé por qué pero siempre me pasa lo mismo en las relaciones de pareja …”, etc.
Estas expresiones están poniendo de manifiesto una diferencia entre lo que conscientemente el ser humano querría hacer, pensar o sentir y lo que realmente hace, piensa o siente, aunque no logre entender por qué o aunque se lo proponga. Esto, que suele desconcertar y crear malestar a la persona, indica que hay algo que está originando tal diferencia o contraste, algo que está produciendo las dificultades o síntomas que no puede controlar. El trabajo psicoanalítico contempla y se ocupa de todo ello.
El psicoanálisis tiene en cuenta la historia inconsciente que está en el origen de este síntoma o malestar, lo que permitirá su transformación.
El Psicoanálisis es una práctica de lo particular, no hay intervenciones que sean generalizables para todas las personas. La historia de cada uno es única y singular, así como el sentido de sus dificultades y sus síntomas.
Durante el tratamiento el psicoanalista escucha e interviene intentando detectar e ir abordando esos aspectos en parte desconocidos para la persona pero que han ido entretejiendo su historia y que explican sus dificultades, su sufrimiento, su forma de situarse en la relación con los demás, sus deseos y sus ideales. En este proceso, la persona irá encontrando las claves de su malestar e irá disolviendo sus dificultades.
El Psiquiatra es un médico especialista.
En la Psiquiatría el sufrimiento del paciente y sus síntomas generalmente son considerados como debidos a disfunciones neurológicas o con origen genético o bioquímico, y tratados con medicación. En este sentido la manera de abordar el síntoma va enfocada a su desaparición o atenuación, a través de ansiolíticos, antidepresivos, etc.
En ciertos casos el recurso al tratamiento con medicación puede ser imprescindible, necesario o recomendable. La medicación puede suponer una herramienta importante para atenuar el sufrimiento psíquico y controlar estados de cierta intensidad. No obstante el psicoanalista considera la medicación como un apoyo en algunos casos, no como el tratamiento o la solución. Al intentar aplacar los síntomas sin abordar, disolver o trabajar los conflictos psíquicos que están en su origen, se produce una perpetuación de los mismos.
Para algunas personas es suficiente constatar que los síntomas han cedido, para otras el haber podido abordar los conflictos de otra manera. Otros muchos continúan más allá al haberse ido encontrando con aspectos fundamentales de su subjetividad que les hace profundizar y continuar. Este camino puede seguir meses o años.
No es condición de un tratamiento psicoanalítico el hecho de que deba durar largo tiempo.